Opinión | Crónica Política

Gobernar en línea

Tenía razón, el presidente Rueda, cuando apostó por la horizontalidad como guía de su gobierno. El reajuste de las competencias de cada consellería es sensato y parece necesario: otra cosa diferente es que los titulares de cada departamento sepan actuar sobre lo que se les encarga. Visto así, las primeras decisiones han sido notablemente positivas, y por poner un ejemplo cabe la cita de la sanidad. Llevar al Sergas al seno orgánico de la consellería puede mejorar la gestión, y por lo tanto, hacer más eficaz un servicio público ejemplar, pero con mucho margen para mejorar.

Claro que, gobernar en línea tiene que suponer también que esa línea no solo conecte con lo que ya se hace, sino con lo que está por hacer. En ese sentido es evidente que la sanidad necesita personal en todos sus estamentos, que para eso hace falta dinero, pero también facilidades para la investigación. En definitiva, este terreno, como el de la educación, precisa modernización, investigación, y la citada mejora de gestión para competir,, no ya con otras comunidades, sino para estar a la altura de otros países, que pagan más pero tienen unos servicios públicos bastante inferiores a los gallegos. Y eso es porque gestionan mejor.

Dicho todo ello, hay otra evidencia: Galicia necesita estar en línea con los acontecimientos que empiezan a desarrollarse ahora y con los que sin duda vendrán pronto. O sea, este antiguo reino urge un plan. Ha de ser un plan de país, que prevea con tiempo suficiente salidas para los problemas, que sea transparente y que conecte incluso con algunas cuestiones hoy en primer plano. Por ejemplo, las dudas que existen acerca de los parques eólicos, tanto marinos como terrestres. Ahora mismo, la confusión –social y jurídica–, pone en riesgo una riqueza natural, la de las energías renovables, y eso ni puede ni debe ser aceptado sin más. En Galicia es compatible la ecología con la industria, y tiene que serlo porque este Antiguo Reino lo requiere. Por eso hay que esforzarse.

Pero hay más: ahora mismo la Xunta tiene que enfocar en serio y a fondo la cuestión de la crisis demográfica. Porque ya está aquí, aunque se trabaja bien para acometerla, mediante la apertura al retorno de emigrantes y la puerta para la llegada de extranjeros que aporten ganas de trabajar, preparación, y que no rechacen la inclusión, que serán dos vías más que apreciables para conseguir el objetivo.

Algo muy parecido puede decirse de la crisis ecológica por el cambio de clima que se anuncia. Se ha hecho, desde la competencia de la Xunta, poco todavía y poco serio. La UE por su parte ha hecho más ruido que nueces, y el poco fruto es objeto de duras críticas del mundo agrario por ejemplo que obligaron a rectificaciones parciales. Galicia, cuyo clima va a cambiar, requiere con urgencia un plan serio, financiado lo bastante, aceptado y compartido por la sociedad, que tenga en cuenta el efecto sobre la práctica totalidad de sus actividades humanas y económicas. Y eso reclama que se gobierne en línea, no sólo interna, sino también en contacto directo y permanente con la sociedad.